
Nuestra historia
Me dicen así, Jazmín, por eso el nombre. Es la flor que más me gusta y la que tiene el olor más rico. Crecí siempre con una planta de jazmín.
Todo lo que hay en la cafetería son cosas que me gustan: desde la cerámica hasta el pan con palta, y la leche de almendras natural. La pastelería sin azúcar ni gluten, la artesanía, los tesoros recolectados de Puelo... y también el café.
Me gusta el café, me encanta, pero nunca soñé con tener una cafetería, y mucho menos con hacer mi propio blend. Cuando una viene del mundo del retail, a veces se agranda y proyecta los negocios de una manera que no tiene nada que ver con lo que realmente llegan a ser.
Pero lo que sí sabía era que, si iba a abrir una cafetería, tenía que tener el mejor café. Así que me asesoré bien y creé un blend único y exclusivo para mi cafetería.
A la gente le encantó, así que lo empecé a vender. Y así, muy orgánicamente, nació La Jazmín 11.
Once, porque es mi número en numerología. También porque es el primero. Pero, básicamente, porque ese número me hace sentido. Me gusta el 11.
El grano que seleccionamos crece en altura, sobre los 1800 metros. Es un café superior, de tueste medio, con notas de cata claras: chocolate blanco, cereales dulces y hojas de caña. Tiene una acidez balanceada.
La etiqueta la diseñé yo. Volví a ser diseñadora... y me volvió a gustar.